Historia de Elche: Evangelios apócrifos
Apócrifo es una palabra que procede del griego y significa «cosa oculta o escondida». Antiguamente se denominaban así los libros utilizados por los seguidores de alguna secta. Actualmente el diccionario de la RAE lo define como falso o fingido y otra de las acepciones sería «dicho de un libro de la Biblia: que no está aceptado en el canon de esta».
O lo que es lo mismo, dícese de todo libro sagrado no incluido en el canon por no ser su inspiración divina.
Estos escritos se clasfican en paganos y cristianos. Los cristianos pueden pertenecer al Antiguo o al Nuevo Testamento; los de este último se dividen en Evangelios, Hechos, Epístolas y Apocalipsis. Los evangélicos a su vez, en Textos fragmentarios, Evangelios de la Natividad, de la Infancia, de la Pasión, bajada a los infiernos y Resurreción de Cristo y Asuncionistas.
Múltiples son los escritos Asuncionistas y siempre dentro del contexto de la Reunión de los Apóstoles, La vela y entierro de la Virgen y la Asunción a los Cielos, en diferentes lenguas: Griego, latín, etíope, árabe, armenio, copto, sirio, etcétera. Los más antiguos datan del siglo II d.C.
Saepe scripsisse me memini de quodam...
Así es el prólogo del Transitus latino del pseudo-Melitón de Sardes (obispo de Sardes, Asia Menor, considerado uno de los padres apologistas), donde alude a un apócrifo anterior:
Recuerdo haber escrito muchas veces de un tal Leucio, que habiendo convivido con los Apóstoles junto conmigo...
Dicho autor, que probablemente pudo conocer a San Juan Evangelista, ya que murió sobre el 177 d.C., intenta, según sus palabras, corregir la falseada versión del TRANSITUS, del aludido Leucio.
Y Leyenda Aurea es la serie de narraciones populares que circulaban sobre la Virgen y personas sagradas en aquella época. Giacomo da Varazzo o Voragine, Arzobispo de Génova, murió en 1298 d.C., lo que demuestra que diez años antes ya decía tener finalizada su famosa «Leyenda Aurea», con lo cual, esta obra debió influir en varias narraciones Asuncionistas en aquellos tiempos.
El Misteri d´Elx
Nos estamos refiriendo, obviamente, a los primeros escritos sobre el Misteri d´Elx, donde podemos encontrar errores graves, como el siguiente: Se cuenta que la Santa Virgen permaneció en su casa cerca del monte de Sión, y que con una devoción inquebrantable mientras vivió, no dejó de visitar los lugares (de la vida) de su Hijo, es decir, el de la oración (del Huerto), la Pasión y la Sepultura, y que según dice San Epifanio, sobrevivió 24 años a la Ascensión de su Hijo, pero probablemente solo sobrevivió a su Hijo 12 años.
Sin embargo, esto no tenía importancia para la Iglesia, ya que habían conseguido uno de sus propósitos: Tener entretenido al pueblo dentro de la Iglesia y por tanto apartado de ambientes pecaminosos. Los culturizaban a su manera, cosa normal en todos aquellos que han podido manejar cualquier parcela de poder, antes, ahora y en el futuro. Y gracias a esta labor que impuso la Iglesia desde tiempos inmemoriales, existen tantas obras de arte.
Y fue así porque las fachadas y las pinturas de las iglesias, con paisajes bíblicos, son una auténtica maravilla y pagaban a los artistas para que el pueblo (donde la mayoría no sabían leer) pudieran documentarse a través de estas obras.
En 1276 d.C., el infante concede la celebración de la Festividad:
Sus servidores determinaron el festejarla llevados de los mayores sentimientos de gratitud hacia aquella imagen pretendiendo apoyar esta noticia en el modo en que está escrito el ceremonial de dicha festividad, que lo es en lengua lemosina, en cuya forma se ha hecho y practica en la actualidad
Lo que nos lleva a pensar que es muy posible que, a finales del siglo XIII, se iniciaran las representaciones y casi un siglo después algún personaje de alto rango eclesiástico lo viera, o examinara el libreto, y al comprobar algunos errores, pensara en subsanarlos. El problema era peliagudo, ¿cómo decirle al pueblo que la Virgen no moría de aquella manera?, ¿o que los apóstoles llegaron en distinto orden?. o cualquier otro motivo.
El hecho es que, muy probablemente, lo resolvieran atribuyendo un milagro más a la Virgen. Encargaron en Lomous, donde se hallaban grandes imagineros, la imagen de Nuestra Señora, escribieron una nueva consueta con las rectificaciones pertinentes (a lo largo del tiempo ha sufrido alguna más), lo metieron todo dentro de un arca y le pusieron la etiqueta de destino sobre la misma «Soc pera Elig» en lengua valenciana, o del Rosellón, ya que las civilizaciones fueron casi las mismas, sobre todo Roma y Godos.
Al llegar cerca de Santa Pola, en alta mar, el barco que la transportaba se va a pique (por causa de una tormenta o cualquier otro motivo) y milagrosamente llega a su destino. Quizá la dejaron sobre las olas y ayudadas por la brisa, es conducida hasta el golfo que forma la playa del Tamarit.
Hay quienes aseguran que en esa zona se reunían grupos de gente para ofrecer culto al dios Sol. Por tanto, la aparición de la Virgen, morena, semejante a las diosas de oriente medio, fuera originada con la sana intención de provocar una ruptura con aquellos ritos antiguos y tender un puente hacia la «verdadera fe». Por eso tenía que hallarse el arca en el lugar llamado de las Azucenas.
Con el fin de entender la buena intención de los hechos relatados anteriormente, tendríamos que trasladarnos a una época donde había una auténtica heterogeneidad de creencias, subyacentes en unos y oculta en otros, pero en actividad constante para la mayoría. Por tanto, la más nueva de las religiones (aparte de la musulmana) tenía necesidad de algún milagro que rebatiera las demás teorías.
Lo que no tiene nada que ver con la verdadera existencia de Dios y nuestra Madre en los Cielos, la Virgen María. Jamás hay que juzgar la divinidad de los seres celestiales por la conducta de los humanos.
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