Historia del Calzado en Elche: Desde sus Orígenes hasta la Actualidad

Historia del Calzado en Elche: Desde sus Orígenes hasta la Actualidad

La historia del calzado en Elche, Alicante, es una narrativa profundamente entrelazada con el desarrollo económico, social y cultural de la ciudad.

Conocida como la cuna del calzado en España, Elche ha forjado una identidad única gracias a su industria zapatera, que ha evolucionado desde la producción artesanal de alpargatas en la época musulmana hasta convertirse en un referente internacional en la fabricación de calzado.

Este artículo explora en detalle los orígenes, la industrialización, los hitos clave, los desafíos y el estado actual de esta industria, abarcando desde sus inicios remotos hasta el presente en 2025, año en que se conmemora el 150 aniversario de su industrialización.

Orígenes Remotos: La Tradición Alpargatera

La relación de Elche con el calzado se remonta a tiempos antiguos, con indicios de una tradición alpargatera durante la época musulmana (siglos VIII-XIII). En aquel entonces, la ciudad, conocida como Ilici, era principalmente agrícola, y los habitantes aprovechaban materiales locales como el esparto, el cáñamo y otras fibras vegetales para confeccionar alpargatas.

Estas sandalias rudimentarias, fabricadas de manera artesanal, eran ideales para el clima mediterráneo y las necesidades de una población rural dedicada a la agricultura. Las alpargatas no solo protegían los pies, sino que también eran un producto de autoconsumo, comercializado localmente en pequeñas cantidades.

A mediados del siglo XIX, Elche seguía siendo una ciudad predominantemente agrícola, con tierras que no destacaban por su fertilidad. La falta de productividad agrícola llevó a algunos pequeños propietarios a buscar alternativas económicas.

La tradición alpargatera, ya arraigada, se convirtió en una oportunidad para diversificar la economía local. Los talleres familiares comenzaron a producir alpargatas de manera más sistemática, utilizando técnicas manuales que se transmitían de generación en generación. Este periodo marcó el preludio de la transformación industrial que llegaría más tarde.

Alpargata ElcheCréditos, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

El Gran Salto: La Industrialización en el Siglo XIX

El punto de inflexión en la historia del calzado ilicitano llegó en 1875, cuando el empresario José María Buck Miralles adquirió la primera máquina para fabricar alpargatas, importada desde Inglaterra.

Este hito, considerado el inicio formal de la industria zapatera en Elche, marcó el paso de la producción artesanal a la mecanizada. La máquina permitía aumentar la velocidad y el volumen de producción, lo que facilitó la comercialización de alpargatas más allá de los límites locales.

Otro factor crucial fue la llegada del ferrocarril a Elche en 1884. Este avance en la infraestructura de transporte permitió a los productores ilicitanos enviar sus productos a otras regiones de España, transformando la industria alpargatera de una actividad de subsistencia a una empresarial con proyección nacional.

La combinación de la mecanización y el ferrocarril disparó la producción, y Elche comenzó a especializarse en la fabricación de calzado masculino a precios asequibles, diferenciándose de otras zonas como Elda, que se enfocaba en calzado femenino de mayor costo, y Villena, que producía calzado infantil.

A finales del siglo XIX, la industria zapatera ya estaba consolidada en Elche. Las fábricas, algunas de las cuales empleaban a más de mil trabajadores, comenzaron a diversificar su producción más allá de las alpargatas, incorporando nuevos tipos de calzado, como botas y zapatos de cuero.

Sin embargo, las condiciones laborales eran precarias, con largas jornadas, bajos salarios y falta de regulación, lo que generó tensiones sociales que pronto darían lugar a movimientos obreros.

Luchas Obreras y Sindicalización: Principios del Siglo XX

El crecimiento de la industria zapatera trajo consigo una mayor conciencia de clase entre los trabajadores. En 1903, una huelga significativa marcó un hito en la historia laboral de Elche.

El despido de un trabajador en la fábrica de Heliodoro Vidal desencadenó un paro organizado por la Unión General de Trabajadores (UGT), que se prolongó durante nueve meses y contó con la participación de la mayoría de los obreros del sector.

Esta movilización reflejó las duras condiciones laborales de la época, incluyendo salarios bajos, jornadas extenuantes y falta de seguridad laboral. Como resultado, algunos empresarios, temerosos de las protestas, trasladaron sus fábricas a zonas menos conflictivas, como la Vega Baja.

A pesar de estas tensiones, la industria zapatera continuó creciendo. La Primera Guerra Mundial (1914-1918) representó una oportunidad sin precedentes para Elche. La paralización de la producción en otros países europeos generó una alta demanda de calzado, especialmente botas militares.

Un ejemplo notable fue el pedido de 40.000 botas por parte del ejército francés, que impulsó la producción y consolidó a Elche como un centro zapatero de relevancia internacional. Este periodo también marcó el inicio de la diversificación del calzado ilicitano, que comenzó a incluir zapatos de cuero y otros diseños más sofisticados, compitiendo con mercados de Cataluña y Baleares.

Sin embargo, la Guerra Civil Española (1936-1939) supuso un revés significativo. Las fábricas de Elche fueron intervenidas para producir material bélico, como armas y uniformes, lo que detuvo temporalmente la producción de calzado. A pesar de este paréntesis, la industria logró sobrevivir y se preparó para un nuevo auge en la posguerra.

La Posguerra y el Boom Económico: 1940-1970

Tras la Guerra Civil, Elche experimentó un crecimiento demográfico y económico impulsado por la recuperación de la industria zapatera. En los años 30, la ciudad tenía aproximadamente 40.000 habitantes, pero la llegada de inmigrantes de regiones como Albacete, Granada, Almería, Murcia y Extremadura, atraídos por las oportunidades laborales, multiplicó la población.

Para 1960, Elche tenía 74.000 habitantes, y en 1980 alcanzó los 170.000. Los nuevos barrios, como Carrús, Altabix y El Toscar, surgieron alrededor de las fábricas para alojar a los trabajadores, transformando la estructura urbana de la ciudad.

Durante las décadas de 1950 y 1960, la industria zapatera ilicitana vivió un periodo de expansión sin precedentes. La apertura de mercados internacionales, especialmente en Europa y América, permitió a las empresas ilicitanas exportar sus productos a gran escala.

Un ejemplo destacado es el Marqués de Carrús, quien abrió una oficina de su empresa zapatera en Nueva York, consolidando la presencia del calzado ilicitano en el mercado global. En esta época, más de la mitad de la población de Elche trabajaba en el sector zapatero, lo que convirtió a la ciudad en la segunda más industrializada de la Comunidad Valenciana y la sexta en empleo en el sector del calzado en España.

La creación de la Asociación de Industriales del Calzado de Elche (AICE) en 1977, tras su salida del Sindicato Vertical en 1974, fue un hito clave. AICE no solo fortaleció la cohesión del sector, sino que también sirvió como germen para organizaciones más amplias, como la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (AVECAL).

Esta etapa también vio el surgimiento de marcas icónicas como Kelme, Pikolinos, Mustang y Gioseppo, que combinaban la tradición artesanal con un enfoque en el diseño y la innovación.

Desafíos de la Globalización: 1980-2000

A finales del siglo XX, la industria del calzado en Elche enfrentó nuevos retos debido a la globalización y la competencia internacional. La entrada de productos asiáticos, especialmente de China, supuso una amenaza significativa por sus precios bajos, aunque a menudo a costa de condiciones laborales cuestionables.

En los años 90, el Ayuntamiento de Elche impulsó la creación del polígono industrial Elche Parque Empresarial en Torrellano, un área de 2,7 millones de metros cuadrados diseñada para albergar fábricas modernas y fomentar la reindustrialización. Este proyecto atrajo a empresas que se habían deslocalizado y consolidó a Elche como un núcleo industrial clave.

Sin embargo, la competencia con la industria asiática se intensificó. En 2004, las tensiones alcanzaron su punto álgido con asaltos e incendios a talleres de empresarios chinos en Elche, acusados de competencia desleal y prácticas laborales ilegales.

Aunque estas acciones reflejaron el descontento de algunos sectores, también evidenciaron la necesidad de adaptación en un mercado globalizado. Las autoridades locales y nacionales intensificaron los controles, desmantelando talleres clandestinos y promoviendo regulaciones más estrictas.

En respuesta a estos desafíos, las empresas ilicitanas comenzaron a apostar por la diferenciación a través de la calidad, el diseño y la creación de marcas propias. Empresas como Panama Jack, Wonders y J’Hayber emergieron como líderes, enfocándose en la producción nacional y en la innovación.

Además, la creación de ferias como Futurmoda y la Institución Ferial Alicantina (IFA) fortaleció la visibilidad del calzado ilicitano en el mercado internacional, consolidando a Elche como un epicentro de exportaciones, con más de la mitad de las exportaciones de calzado español provenientes de la ciudad.

La Industria del Calzado en el Siglo XXI: Innovación y Resiliencia

En el siglo XXI, la industria zapatera de Elche ha demostrado una notable resiliencia, adaptándose a los cambios tecnológicos, económicos y sociales. La introducción de tecnologías digitales y procesos automatizados, como los promovidos por la Industria 4.0, ha permitido a las empresas ilicitanas mejorar su eficiencia y competitividad.

Sin embargo, el sector enfrenta desafíos significativos, como la escasez de mano de obra cualificada y la falta de relevo generacional. Muchos jóvenes prefieren carreras universitarias a oficios tradicionales como el de aparador o fundidor, lo que ha llevado a un déficit de trabajadores especializados.

Las condiciones laborales han mejorado significativamente desde los días de la producción artesanal. Según testimonios de trabajadoras como Alicia Sánchez, de la fábrica eldense Magrit, las grandes empresas han eliminado prácticas como el trabajo en negro, ofreciendo contratos formales y mejores salarios. Aún así, la percepción de que los oficios del calzado son mal remunerados o poco atractivos persiste, lo que dificulta la captación de nuevos talentos.

Otro desafío es la visibilidad del calzado ilicitano en el centro de la ciudad. La mayoría de las tiendas de marcas reconocidas, como J’Hayber, Mustang y Martinelli, se han trasladado al Elche Parque Empresarial, específicamente a la Ruta Outlet, por razones económicas y logísticas.

Esto ha reducido la presencia de comercios de calzado en el centro urbano, donde predominan los locales de hostelería (95 frente a 11 zapaterías). Aunque la Ruta Outlet atrae a compradores en busca de productos de calidad a precios reducidos, aleja a los turistas de otras atracciones culturales de Elche, como el Museo Arqueológico y de Historia (MAHE) o la Basílica de Santa María.

A pesar de estos retos, Elche sigue siendo el mayor productor de calzado en España, representando el 39% de la producción nacional y albergando 350 marcas. Empresas como Panama Jack (80,9 millones de euros en ingresos en 2022), Pikolinos (74,1 millones) y Gioseppo (27,9 millones) son ejemplos de éxito, combinando tradición con tendencias modernas y colaborando con grandes nombres de la moda internacional.

La industria genera miles de empleos directos e indirectos y contribuye significativamente al producto interior bruto (PIB) de la ciudad, con un impacto económico estimado en 1.000 millones de euros anuales.

Elche en 2025: Celebrando 150 Años de Historia Zapatera

El año 2025 marca el 150 aniversario de la industrialización del calzado en Elche, un hito que se celebra con iniciativas como el proyecto impulsado por la Asociación Española de Componentes para el Calzado (AEC), el Museo Puçol, la Cátedra Pedro Ibarra y la Cátedra del Calzado.

Este proyecto busca recopilar y digitalizar testimonios de empresarios y trabajadores para crear una herramienta de conocimiento que inspire a las nuevas generaciones. La iniciativa culminará con una exposición interactiva que destacará el legado de seis generaciones de zapateros ilicitanos.

Elche también enfrenta la necesidad de abordar problemas estructurales, como la falta de apoyo institucional para promover el sector. Aunque el calzado es una seña de identidad cultural, la ciudad carece de un museo municipal dedicado exclusivamente a esta industria.

Propuestas como la creación de un museo del calzado y la mejora de los polígonos industriales, como Carrús y Elche Parque Empresarial, son esenciales para mantener la competitividad del sector. Además, la inversión en formación profesional y el fomento del emprendimiento son cruciales para garantizar el relevo generacional y la adopción de tecnologías avanzadas.

La presencia de multinacionales como Tempe (una joint venture de Inditex y la familia García, propietaria de Garvalín) ha fortalecido los lazos de Elche con el mercado global, aportando conocimiento e innovación.

No obstante, la dependencia de la importación de materias primas, afectada por conflictos como la guerra entre Rusia y Ucrania, y las restricciones en la cadena de suministro debido a crisis globales, como la pandemia de COVID-19, han puesto de manifiesto la necesidad de estrategias de reindustrialización y sostenibilidad.

Impacto Cultural y Turístico

El calzado no solo ha moldeado la economía de Elche, sino también su identidad cultural. Las fábricas ilicitanas abren sus puertas a turistas, ofreciendo experiencias que combinan la observación de los procesos de producción con la oportunidad de adquirir productos exclusivos.

La Ruta Outlet en Elche Parque Empresarial, a pesar de sus limitaciones logísticas, atrae a visitantes nacionales e internacionales en busca de calzado de alta calidad a precios competitivos. Sin embargo, la dispersión de las tiendas en el polígono y la falta de comercios en el centro de la ciudad reducen la visibilidad del calzado como atractivo turístico.

La industria zapatera también ha inspirado eventos culturales y exposiciones, como la organizada en 2018 por AICE en la Lonja Medieval, que narró los 40 años de innovación y desarrollo del sector.

Estas iniciativas resaltan no solo la historia del calzado, sino también su papel en el crecimiento social y urbano de Elche, desde la construcción de nuevos barrios hasta la integración de inmigrantes en la posguerra.

Retos y Oportunidades para el Futuro

A pesar de su resiliencia, la industria del calzado en Elche enfrenta desafíos críticos en 2025. La escasez de mano de obra cualificada, la competencia global y la necesidad de adoptar tecnologías sostenibles son prioridades urgentes.

Los sindicatos, empresarios y la administración pública deben colaborar para mejorar la formación profesional y atraer a las nuevas generaciones al sector. Además, la promoción de la marca “Made in Elche” en el centro de la ciudad, a través de tiendas insignia y eventos culturales, podría reforzar su posición como referente del calzado.

Por otro lado, la industria tiene oportunidades significativas. La creciente demanda de productos sostenibles y de alta calidad favorece a las marcas ilicitanas, conocidas por su artesanía y diseño.

La colaboración con diseñadores internacionales y la participación en ferias como Futurmoda y Micam Milano pueden consolidar aún más la presencia de Elche en el mercado global. Además, la digitalización de los procesos productivos y la adopción de tecnologías como la impresión 3D y la inteligencia artificial ofrecen nuevas posibilidades para innovar en el diseño y la fabricación.

Conclusión

La historia del calzado en Elche es un testimonio de resiliencia, innovación y adaptación. Desde los humildes orígenes de las alpargatas en la época musulmana hasta la industrialización en el siglo XIX, el auge económico de la posguerra y los desafíos de la globalización, el calzado ha sido el motor del desarrollo de la ciudad.

En 2025, mientras Elche celebra 150 años de su industria zapatera, enfrenta la tarea de preservar su legado mientras se adapta a un mundo en constante cambio. Con una combinación de tradición, innovación y colaboración, Elche tiene el potencial de seguir siendo un referente mundial en la industria del calzado, caminando con paso firme hacia el futuro.


NOTA: Imágenes de Depositphotos

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