Era el año 1983, España había cambiado de gobierno doce meses antes, entrando el PSOE, liderado por Felipe González y despertando una ola de esperanza jamás vista en este país. El fútbol era un pasatiempo con cierta atención de los medios especializados, pero nada comparable a lo que es hoy día. La liga acaparaba el interés. La Copa de Europa era un torneo que lo jugaba el campeón únicamente y no existía la cobertura que tiene hoy la Liga de Campeones; por lo tanto, y a pesar de despertar la atención de muchos aficionados, no era lo que se dice una cuestión de Estado, más bien se vivía en las tabernas y los protagonistas eran hombres.