En Alcaraz se firmaron las capitulaciones que llevan el nombre del lugar, entre el príncipe, su padre, Rey de Castilla y Aben Hudiel, rey de Murcia, junto a los alcaides de Orihuela, Alhama, Aledo, Cieza, Alicante, Cartagena, Chinchilla y Ildj -Elche-.
Los Cartagineses. Llegamos a la época de los Barca o Barcino. qioemes voemem a Helikê tras la pérdida de Córcega, Cerdeña y Sicilia a manos de los Romanos, enemigos irreconciliables e implacables, con quienes quedan obligados a pagar unos tributos que no pudieron hacer frente, ni pagar a los mercernarios de los ejércitos cartagineses.
El Cid Campeador también estuvo en Elche, en el siglo XI -año 1089-. Cuando García Jiménez se ve asedidado por Yusuf en el castillo de Aledo, envía a pedir socorro al Rey Alfonso VI, quien a su vez avisa a Rodrigo Díaz de Vivar para que aporte su ayuda y experiencia, emplazándole en Villena. El Cid, que estaba en Requena, se puso en camino, con el temor de verse privado del mínimo imprescindible si acampaba en los pelados campos villenenses.
Los Reyes Católicos tuvieron una gran influencia en la Historia de Elche, tal y como vamos a ver en estos artículos, sobre todo en el trascendental suceso de la entrega de la ciudad a Gutierre de Cárdenas y la posterior reacción de la población ilicitana.
A la Reina Isabel, por su parte, le escribieron lo siguiente:
Alejandro Ramos Folqués fue un arqueólogo ilicitano que se destacó por sus aportaciones en el establecimiento de la clasificación de la cerámica ibérica. Asímismo tuvo especial relevancia en la fijación de la cronología de la escultura ibérica y el estudio de la estratigrafía del yacimiento de La Alcudia, siempre en el Término Municipal de Elche. Fue Director de excavaciones en dichos yacimientos desde 1935 hasta la fecha de su muerte.
Parece ser la opinión más generalizada, la que concede a Elche un origen puramente Íbero o español primitivo, remontando su antigüedad a una fecha que no tiene determinación cronológica, ya que se halla fuera de los límites que los historiadores han establecido para separar, lo que todavía está por estudiar y conocer, debido a su remota distancia y a la carencia de noticias. Esto recibe el nombre de Prehistoria o antehistoria.
Durante la segunda mitad del siglo III, los bárbaros del Norte amenazaban seriamente las fronteras del Imperio Romano, lo que obligó al Emperador Marco Aurelio a concederles algunas prebendas y ventajas.