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Durante décadas, la extracción de oro ha sido una fuente de sustento para indígenas y afrocolombianos. Sin embargo, es difícil saber de dónde procede realmente el oro que Colombia produce y exporta.
Casi todo el oro del país se extrae en operaciones informales que no están registradas y que benefician en gran medida a grupos armados paramilitares y guerrilleros. Esto explica por qué el gobierno puso en marcha un proceso de formalización de estas operaciones.
Bonificaciones
El gobierno colombiano ha redoblado sus esfuerzos para acabar con la minería ilegal, que proporciona más ingresos a las bandas de narcotraficantes del país que la cocaína. De hecho, el oro es ahora la principal fuente de ingresos de los grupos armados que luchan contra las fuerzas de seguridad. Para hacer frente a este problema, el gobierno está utilizando muchas de las tácticas empleadas durante la larga guerra contra el narcotráfico.
Mientras Colombia intenta controlar el sector de la minería ilegal, es importante recordar que no se trata sólo de dinero. También se trata de devolver algo a la comunidad. Aunque pueda parecer un pequeño gesto, puede tener un enorme impacto en las vidas de los más vulnerables. Es una gran oportunidad para que las familias enseñen a sus hijos la importancia de ayudar a los necesitados.
https://melbet-co.com/es industria del oro, como la lejana operación que la policía asaltó el año pasado, genera unos 2.400 millones de dólares al año en efectivo procedente de actividades delictivas, según estimaciones de los servicios de inteligencia. Y al igual que la cocaína, la mayor parte del metal de contrabando acaba en ciudades de Europa y Estados Unidos.
Luz Dary, de 47 años, trabaja como chatarrera en una mina de oro de Segovia. Todos los días pasa seis horas seleccionando, lavando y tamizando los trozos de tierra que dejan los grandes mineros. A pesar de este duro trabajo, nunca se le ha concedido el título legal de la tierra donde explota las minas. El gobierno ha abierto y cerrado ventanas en el pasado para conceder derechos, pero muchos indígenas y afrocolombianos siguen careciendo de estos documentos.
Juegos ofrecidos
La selección colombiana de béisbol arrasó en la última jornada de los Juegos Panamericanos, incluida una emocionante victoria sobre Brasil. También encabezó el medallero en squash, bolos y tiro con arco. Con su éxito, Colombia se ha convertido en una nueva fuerza en el deporte internacional, desafiando el dominio de las potencias tradicionales y remodelando el mundo del deporte.
A pesar de los abundantes recursos naturales del país, la extracción ilegal de oro sigue siendo un problema importante. Esta industria en auge agrava los problemas sociales y medioambientales al contaminar ríos y bosques con mercurio y otros productos químicos peligrosos. También alimenta los conflictos armados y dificulta saber en manos de quién acaba el preciado metal.
En el polvoriento pueblo minero de Segovia, a 125 millas en línea recta al noreste de Medellín y a seis horas por carretera de Bogotá, Luz Dary se afana cada día en su mina. Es chatarrera y pasa 12 horas al día seleccionando, lavando y tamizando la escoria que dejan los mineros.
En un país donde casi toda la cocaína que se produce se cultiva, procesa y trafica ilegalmente, la guerra contra las drogas ha dado paso a la guerra contra el oro. La producción, transformación y exportación ilícitas de este metal es una de las principales fuentes de financiación de los grupos armados y causa problemas sociales como la deforestación, el tráfico sexual y el desplazamiento forzado en las zonas rurales.
Atención al cliente
La extracción ilegal de oro se ha convertido en una de las economías ilegales de más rápido crecimiento en Colombia, en gran medida porque ofrece a los grupos delictivos mejores márgenes de beneficio que la cocaína. Un kilogramo del metal precioso puede venderse por más de 60.000 dólares, frente a los poco menos de 8.000 dólares que cuesta una cantidad similar de cocaína. Por eso es tan importante que países como Colombia combatan esta lucrativa actividad.
Sin embargo, el gobierno está tomando medidas para hacerlo. El Plan Nacional de Desarrollo del país para 2022-2026 sitúa la lucha contra los flujos financieros ilícitos y el blanqueo de capitales en el centro de su agenda, junto con los esfuerzos para promover la transparencia en la cadena de suministro de oro.
Pero estos planes tendrán poco efecto a menos que el gobierno tome medidas enérgicas contra la minería ilegal. Hasta entonces, los colombianos seguirán soportando la violencia y la destrucción causadas por esta industria.
El oro producido en la región se exporta principalmente a Estados Unidos y Europa, según un informe de la Contraloría General de Colombia. De hecho, el 85% del oro del país se extrae ilegalmente. Estas operaciones afectan a más de 500 hectáreas al día, el equivalente a mil estadios de fútbol.
Los mineros artesanales que operan en la región suelen estar infiltrados por el Clan del Golfo, que controla las rutas del narcotráfico en los departamentos de Antioquia y Chocó. También operan ilegalmente en zonas cercanas a la frontera con Venezuela, donde tienen que sobornar a unidades de la policía y el ejército para que les protejan de ataques violentos.
Seguridad
Hace cinco años, los habitantes de Cajamarca votaron abrumadoramente en contra de los planes de una multinacional minera que cotizaba en bolsa en Sudáfrica para extraer oro en su prístino distrito montañoso.
Fue una victoria de David contra Goliat que protegió una zona ecológicamente única e inspiró una oleada de activismo para defender la tierra y las comunidades de los intereses económicos depredadores. Pero con el aumento de la demanda mundial del metal amarillo, la tierra y las comunidades colombianas vuelven a estar en peligro.
El país está salpicado de grupos armados ilegales, y algunos de ellos se benefician de la extracción de oro. Según un reciente informe del think tank estadounidense Global Financial Integrity, entre 2010 y 2018, el valor de las exportaciones de oro declaradas por Colombia en comparación con el importe de las importaciones legales al país no coincide, lo que deja un agujero de al menos 5.600 millones de dólares en las cuentas oficiales que en gran parte sigue sin contabilizarse.
Según la Defensoría del Pueblo, la actividad ilegal más lucrativa para los grupos armados no es la droga ni el secuestro, sino la extracción de oro. En muchas zonas, especialmente en la región del Bajo Cauca y el nordeste de Antioquia, los grupos armados extorsionan a los mineros de oro y se quedan con una parte de sus beneficios.
También utilizan las minas para almacenar drogas y armas. Y, a menudo, están entrelazados con el hampa colombiana y las bandas de contrabandistas que operan en el mercado internacional de la cocaína.