
Más del 20 % de los menores en España están involucrados en el juego – según estadísticas
En España, uno de cada cinco adolescentes ya tuvo algún tipo de contacto con los juegos de azar. Tienen entre 14 y 18 años, y aunque no deberían poder acceder, lo cierto es que muchos lo hacen igual.
Algunos prueban suerte online, otros se meten en juegos presenciales. Las restricciones están, sí, pero en la práctica no siempre se cumplen.
En 2023, el 21,5 % de los estudiantes participó en apuestas, loterías o algún otro juego con dinero de por medio. El número viene subiendo, sobre todo entre los varones. En 2021 eran menos, así que la tendencia preocupa.
La mayoría empieza a tener contacto con el juego alrededor de los 14 años, y en algunos casos incluso antes. Lo más común son las loterías, el bingo, las tragaperras y las apuestas deportivas. No siempre lo hacen por ganar dinero: a veces es por la emoción, por curiosidad o simplemente por pasar el rato con amigos.
Entre las chicas, este tipo de actividades no despierta tanto interés. Pero con los chicos la cosa cambia: casi uno de cada tres ya ha jugado alguna vez.
El entorno digital también influye mucho. Las apuestas se mezclan con videojuegos, transmisiones deportivas o retos entre amigos, y eso hace que el límite entre el juego y el entretenimiento se vuelva cada vez más borroso.
La atracción del público joven se debe al diseño dinámico de los juegos de azar modernos. Por su estilo y mecánica, muchos juegos arcade con apuestas se parecen más a videojuegos que a juegos tradicionales. Un ejemplo destacado son los juegos tipo crash, especialmente JetX, que se ha convertido en un verdadero fenómeno.
Encontrar un JetX casino no representa dificultad, ya que el juego está prácticamente en todas partes. Su estilo visual y su ritmo atractivo conquistan a quienes consideran que los juegos de azar clásicos son demasiado simples o anticuados.
La ley en España prohíbe de forma clara que los menores participen en juegos de azar. Pero en la práctica, esa prohibición se queda corta. Los adolescentes siguen accediendo sin demasiados obstáculos, sobre todo a las máquinas tragamonedas, que en los últimos dos años casi duplicaron su popularidad entre los más jóvenes.
Las formas más habituales siguen siendo las loterías, el bingo y los sorteos instantáneos. Todo con dinero real y, en muchos casos, en lugares físicos. El control es débil y las oportunidades para jugar siguen apareciendo por todos lados.
A los juegos de azar tradicionales ahora se suman las criptomonedas y el trading. Estos temas empiezan a formar parte del mundo adolescente con más frecuencia de lo que parece. Más del 25 % de los estudiantes en España ya se ha metido, de una u otra forma, en operaciones con activos digitales.
Aunque todavía no es un fenómeno tan visible como otros, las autoridades ya lo están siguiendo de cerca. Lo consideran una nueva forma de adicción, con riesgos que pueden ser tan serios como los del juego convencional.
Cada vez son más los casos en los que el juego se convierte en motivo de tratamiento. Entre todas las adicciones que no implican el consumo de sustancias, la ludopatía representa el 82 %. Es, por lejos, la más común.
Los adolescentes no tardan en caer en la misma trampa que los adultos. Y los efectos no son distintos: pérdida de control, problemas en casa o con amigos, síntomas de ansiedad y depresión. Según los especialistas, el impacto que el juego puede tener en menores no es menor al que provocan el alcohol o las drogas.