
Los molestos ruidos en el oído
Los ruidos internos en el oído, también llamados acúfenos o tinnitus, son una percepción de zumbidos, pitidos o siseos que no proceden de ninguna fuente externa.
Aunque suelen ser transitorios y leves, en ocasiones se vuelven persistentes e interfieren con la calidad de vida, el sueño y la concentración. Conocer su origen y manejo ayuda a reducir la molestia y a prevenir complicaciones.
En muchos estudios se ha observado que mucha gente tiene acúfenos en algún momento de su vida, especialmente en etapas de estrés o exposición prolongada a ruidos intensos. Estos sonidos pueden ser únicos o mixtos, unilaterales o bilaterales, y variar en tono e intensidad. Su duración oscila desde segundos hasta un estado crónico que puede durar meses o años.
Las causas de los ruidos en el oído son muy diversas. Entre las más frecuentes se incluyen la exposición a música alta o maquinaria pesada, la acumulación excesiva de cerumen, infecciones del oído medio, alteraciones en la trompa de Eustaquio y cambios vasculares cerca de las estructuras auditivas. Asimismo, el envejecimiento y la pérdida progresiva de audición pueden propiciar la aparición del tinnitus.
El impacto cotidiano de estos sonidos puede ser notable. Muchos pacientes describen dificultad para concentrarse en el trabajo, irritabilidad, insomnio y, en casos severos, aislamiento social. Al no existir una fuente externa, el cerebro tiende a “centrarse” en el ruido interno y a amplificarlo, creando un círculo vicioso que refuerza la percepción y el malestar.
Es esencial entender que los zumbidos en los oídos pueden ser síntoma de ansiedad o de desequilibrios emocionales. La ansiedad aguda incrementa la tensión muscular y altera la regulación del sistema nervioso autónomo, lo que a su vez agrava la percepción del tinnitus. En muchos casos, el malestar emocional y el cansancio contribuyen tanto o más que los factores físicos.
El diagnóstico se basa en una historia clínica completa y en pruebas audiológicas, como audiometría tonal y timpanometría. Si se sospecha un origen neurológico o vascular, se pueden solicitar estudios de imagen (resonancia magnética, tomografía) o análisis de laboratorio. Un otorrinolaringólogo o un audiólogo determinará la causa y el plan de tratamiento adecuado.
El manejo de los acúfenos combina varias estrategias. La terapia sonora, con generadores de ruido blanco o dispositivos de enmascaramiento, ayuda a distraer al cerebro del zumbido. La terapia cognitivo-conductual enseña a modificar la respuesta emocional y a reducir la atención que se presta al tinnitus. Técnicas de relajación, ejercicio regular y hábitos de sueño saludables también favorecen la adaptación.
Para reducir el riesgo de que el tinnitus empeore, resulta útil proteger los oídos de ruidos intensos usando tapones o protectores auditivos, evitar la exposición prolongada a música alta y moderar el consumo de cafeína y alcohol. Además, mantener una rutina de control del estrés, con respiraciones profundas o meditación, es clave para evitar el círculo de ansiedad.
En resumen, los ruidos en los oídos son una experiencia habitual que puede llegar a ser muy molesta si se cronifica. Identificar la causa, consultar a un especialista y aplicar medidas de protección, terapias de enmascaramiento y técnicas de manejo emocional contribuyen a recuperar el bienestar. Con un enfoque integral, es posible convivir con el tinnitus sin que condicione la vida diaria.
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