
El Gran Apagón del 28 de Abril de 2025: Un Velo de Oscuridad Cubre la Península Ibérica
El lunes 28 de abril de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva de España y Portugal como el día en que la luz se desvaneció.
Un apagón de proporciones sin precedentes sumió a gran parte de la península ibérica en la oscuridad, generando caos, incertidumbre y una oleada de preguntas sobre las causas y la fragilidad de nuestra infraestructura energética.
Los Hechos del Apagón
Alrededor de las 12:33 CEST, un fallo masivo en el sistema eléctrico provocó una caída repentina de aproximadamente 30 GW de potencia, dejando a millones de hogares, negocios e infraestructuras críticas sin suministro eléctrico. La desconexión fue tan abrupta que la red peninsular se aisló del resto del sistema interconectado europeo, un fenómeno conocido como "cero peninsular".
El impacto del apagón del 28 de abril de 2025 se extendió rápidamente más allá del suministro eléctrico, afectando gravemente a servicios esenciales. Internet y las telecomunicaciones sufrieron interrupciones generalizadas debido a la falta de energía en las centrales y los nodos de comunicación. No había acceso a la red de redes, ni por supuesto a este sitio web.
Las redes móviles se vieron saturadas por la sobrecarga de usuarios intentando comunicarse, y muchas torres de telefonía dejaron de funcionar al agotarse sus baterías de respaldo. El transporte fue uno de los sectores más afectados: los trenes eléctricos quedaron inmovilizados en las vías, los sistemas de señalización dejaron de operar y la gestión del tráfico aéreo se vio comprometida, generando retrasos y cancelaciones masivas.
En las ciudades, la ausencia de semáforos provocó un caos circulatorio, mientras que los sistemas de transporte público como el metro y el tranvía se detuvieron por completo.
Servicios críticos como hospitales y centros de emergencia dependieron de generadores de respaldo, cuya autonomía limitada generó preocupación. Incluso servicios bancarios y la actividad comercial se vieron paralizados ante la imposibilidad de realizar transacciones electrónicas y la falta de iluminación y sistemas operativos.
Las causas exactas de este colapso energético aún están bajo investigación, pero diversas hipótesis han comenzado a circular. Una de las teorías iniciales apunta a un posible ciberataque sofisticado dirigido a puntos clave de la red de transporte de energía.
La sincronización y la magnitud de la caída sugieren una acción coordinada y con un profundo conocimiento de la infraestructura. Sin embargo, las autoridades no han confirmado esta hipótesis y mantienen abiertas otras líneas de investigación.
Otra posible causa podría estar relacionada con un fallo técnico simultáneo en varias instalaciones de generación de energía de gran capacidad. La pérdida sincronizada de una cantidad tan significativa de potencia, como los 30 GW reportados, es inusual, pero no descartable.
Factores como condiciones meteorológicas extremas, aunque no se registraron incidentes significativos ese día, o un error humano a gran escala podrían haber desencadenado una reacción en cadena en el sistema.
Cuánta Energía consume y produce España
En España, el consumo de energía eléctrica en 2024 se situó en torno a los 247 TWh. La potencia instalada total para la generación eléctrica superó los 132 GW, con una creciente predominancia de las energías renovables, que representaron aproximadamente el 56.8% de la producción en 2024.
Desglosando por tecnologías, la eólica se posicionó como la principal fuente con alrededor del 22% de la generación, seguida de la solar fotovoltaica con un 16%. La energía nuclear aportó cerca del 20%, mientras que el ciclo combinado de gas natural representó alrededor del 13.5%.
La hidráulica tuvo una contribución significativa, variando según las condiciones climáticas, y otras renovables como la biomasa y la solar termoeléctrica completaron el mix energético, buscando una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles.
Consecuencias
Las consecuencias del apagón fueron inmediatas y generalizadas. El transporte se vio gravemente afectado, con la paralización de trenes de cercanías, metro y la cancelación o retraso de numerosos vuelos. Miles de pasajeros quedaron atrapados en estaciones y aeropuertos, generando escenas de confusión y frustración. En las carreteras, la falta de semáforos operativos provocó un caos circulatorio y un aumento del riesgo de accidentes.
Los hospitales activaron sus generadores de emergencia para mantener los servicios esenciales, pero muchas cirugías y consultas no urgentes tuvieron que ser pospuestas. Las comunicaciones también sufrieron un duro golpe, con la saturación de las redes móviles y la interrupción de los servicios de internet en amplias zonas.
La vida cotidiana se detuvo bruscamente: comercios cerraron sus puertas, las actividades escolares se suspendieron en varias comunidades autónomas y la incertidumbre se apoderó de la población.
La pregunta de por qué la recuperación del suministro eléctrico tardó tanto tiempo es crucial. La pérdida repentina de 30 GW generó un desequilibrio masivo en la red. Restablecer la energía en un sistema tan complejo requiere una coordinación precisa y gradual para evitar sobrecargas y nuevos fallos.
Los operadores de la red tuvieron que evaluar la integridad de las infraestructuras, identificar los puntos de origen del problema y reactivar progresivamente las centrales de generación y las líneas de transmisión.
La desaparición repentina de 30 GW es el aspecto más desconcertante del apagón. Esta magnitud de pérdida de potencia es extremadamente rara y sugiere un evento inusual. Para ponerlo en perspectiva, 30 GW equivalen a la potencia combinada de varias centrales nucleares y un número significativo de parques eólicos y solares. La investigación deberá determinar si esta pérdida fue causada por un fallo único de gran escala o por la caída sincronizada de múltiples fuentes de generación.
A medida que pasan los días, las autoridades continúan trabajando arduamente para esclarecer las causas de este histórico apagón. La transparencia y la rendición de cuentas serán fundamentales para restaurar la confianza de la ciudadanía en la resiliencia de nuestro sistema energético y para implementar medidas que eviten que un evento de esta magnitud se repita en el futuro.
El gran apagón del 28 de abril de 2025 ha servido como un duro recordatorio de nuestra dependencia de la electricidad y la importancia de garantizar la seguridad y la robustez de nuestra infraestructura crítica.
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