Los Reyes Católicos | Cap. II

Historia de Elche | Los Reyes Católicos | Cap. II

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A la Reina Isabel, por su parte, le escribieron lo siguiente:

A la muy alta y muy excelente y poderosa señora, la Señora Reina: Vuestra excelsitud y señorío real significan como a vuestra majestad fue hecha donación y asignación en cámara de la Villa de Elche y lugar y castillo de Crevillente por el ilustrísimo Sr. rey Don Juan de inmortal memoria por razón y causa de vuestro matrimonio, cuya donación y asignación en cámara, os fue hecha de por vida con el vínculo y condición de que al óbito de vuestra Señoría volviese al Rey de Valencia y a su primogénito con las condiciones contenidas en la carta de dicha donación.

Y así en virtud de dicha carta de asignación y donación en cámara, por parte de vuestra señoría, tomó posesión de las dichas villa y Castillo mosén Juan de Cárdenas como procurador de vuestra Majestad, justa forma de la asignación en cámara, en virtud de la cual dicha donación, y no por otro título, vuestra señoría es señora de las dichas villas y Castillo y así las posee hoy en día, y habiendo sabido que vuestra Majestad había hecho donación, gracia o transmisión de las dichas villas y Castillo al noble D. Gutierre de Cárdenas, natural del realme de Castilla, de lo que estamos con gran congoja, tristeza y dolor por haber hecho dicha transmisión, hablando con toda reverencia a vuestra alteza, no se puede haber en Justicia y por vuestra Majestad debe ser revocada, más que por los fueros y privilegios y títulos reales y disposiciones testamentarias, para que las dichas villas sean incorporadas en el patrimonio y corona real del Rey de Valencia, de cuyo patrimonio y corona real no puedan ser separados, ni nadie pueda ser señor de aquellas sino el Sr. Rey de Valencia, o su primogénito.

Y jamás se puede decir ni mostrar, desde la creación del mundo hasta ahora que ningún caballero ni otra persona, haya sido señor de las dichas villas sino el Rey de Valencia o su hijo con vínculo de volver al dicho Rey de Valencia o su hijo con vínculo de volver al dicho Rey de Valencia o a su primogénito, por lo que la donación hecha a vos de ls dichas villas con la condición de no poder vender, ni dar, ni en ninguna manera transferir a ninguna persona del mundo, y disponiendo así los privilegios, títulos reales y disposiciones testamentarias vea vuestra Real Majestad con ojos de justicia y de misericordia que la donación hecha al noble D. Cárdenas no ha lugar ni puede ser justicia, por lo que humildemente y por observar los privilegios, títulos reales y disposiciones testamentarias y asignación en cámara con intervención de Juan de Cárdenas, procurador de Vuestra Señoría, ha sido jurados su observancia: Suplicamos a vuestra Real Majestad revoque la dicha donación «Com axí sía ab religio de jurament revocar», y mandar sobreseer dicha transmisión, volviendo a su primitivo estado, mientras que los mensajeros transmitan a las majestades del ilustrísimo Sr. Rey y la vuestra.

Y recordando a vuestra señoría ilustrísima los señalados servicios que esta villa ha hecho a Vuestra Majestad, deseamos a Vuestra Sacra Majestad que Dios le conceda la gracia y la merced en la custodia de vuestra Alteza y la prosperidad de vuestro real estado, quedando a su santo servicio por muchos años.

Escrita en la Villa de Elche a 26 del mes de mayo del año 1481. Los Justicia, Jurados y Concejo General de Vuestra Villa de Elig, los cuales no quieren salir de Vuestra Señoría, ni ser de otra persona.

El 12 de junio escriben a Fabra, que se encontraba en Murcia reclutando gente para la toma de Elche, informando a este de los mensajes enviados a los Reyes Católicos. Debido a que esperaban una pronta contestación le instaban a desistir del ataque. Del mismo modo, le hacían responsable de todo lo que sucediera mientras llegaba dicha misiva de contestación.

Contestación del Rey Fernando

El Rey a nuestros amados Justicia y Jurados de la Villa de Elig. Amados nuestros, hemos visto vuestra carta de 26 de mayo y hemos quedado maravillados de que antes de hacer donación de esa villa no halláis hecho ver, silo podiais hacer, lo que decís y hayáis caído en el error de querer premeditadamente y con tal inobediencia, resistir el cumplimiento de nuestros mandatos, lo que de ninguna manera podemos tolerar, por lo que os mandamos que sin dilación, excusa o consulta, dejen de cumplir nuestros privilegios y mandatos, y den la pacífica posesión de esa villa al comendador mayor D. Gutierre de Cárdenas, según por nuestras provisiones hemos mandado, certificándoos que si no lo hacéis, tenemos mandada tal provisión que de ninguna manera podréis resistir aquella y no sin gran daño de vuestras personas y bienes después de que sin excusa sean certificados de esta nuestra inmutable volundad, mandando a nuestro secretario mosén Pedro Capmanys que vaya a esa, lo que hará dentro de dos días y esperamos hayáis dado la debida obediencia al comendador mayor.

Dada en Zaragoza a 12 días de junio de mil cuatrocientos ochenta y uno. Yo el rey.

Pero el Concejo no atendió a razones ante tal intransigente postura y reunió a los notables del pueblo, acordando consultar en Valencia con los sabios doctores para que opinaran sobre tan grave problema. Del mismo modo se acrodó que hasta tanto no se recibiera contestación de Valencia, no se permitiría la entrada en la villa del secretario del Rey, mosén Capmany.

Con el fin de completar su argumentación, el Concejo preparó unos documentos con los sellos correspondientes que demostrarían su veracidad y la legalidad de sus propuestas. En el escrito de los señores que se habían ido a Valencia dan conocimiento de la negativa del rey y la cantidad de soldados apostados en Villena, dispuestos a invadir Elche.

Mientras, se refuerza el abastecimiento, con la prohibición de sacar trigo y comida, previendo el suministro de carne. Se advierte a los vecinos que habría confiscación de bienes a todos aquellos que permanecieran ausentes más de dos días.

El conflicto

Cuando a Elche llegan noticias de que el gobernador Don Pedro Maza se desplazaba para dar posesión a Cárdenas, le envían un escrito instándole a no venir. Igualmente, le piden que hable con el Sr. Rey para que mande sobreseer el caso y que harán resistencia «viva quien viva y muera quien muera, y decimos que los que vendrán no todos volverán a sus casas».

Cuando el 19 de julio regresan los mensajeros enviados ante el Rey, con la orden bajo el brazo para entregar Elche a Cárdenas, se refuerzan las defensas, colocando vigías en las Torres, se ubican los «atalladors», desde el camino de Monforte hasta los almarjales y colocaron la bada en la Torre de la Calahorra, con el fin de ver las señales de humo en la montalla, realizada por dichos «atalladors». Se trataba de una manera de avisar, para que los que estuvieran en la huerta o fuera de la villa pudieran regresar. Del mismo modo, se cerraron las puertas de nocho y, durante el día, solo estuviera abierta la de La lonja.

Se ordenó a todos los que tuvieran armas que se las llevaran a pasar revista por los expertos en la materia y las que estuvieran en condiciones, disponerlas para la defensa. Se nombró una comisión de defensa con poderes absolutos para que acudiese allá donde hiciera falta y atendiera las necesidades hasta las últimas consecuencias. Se escribió a Valencia, Játiva, Alcoy, Jijona y Orihuela, para hacerles partícipes de lo que sucedía.

Para interceder en favor del Rey llegaron unos comisionados, al frente de los cuales estaba el procurador mosén Gaspar de Fabra, que se reunió con los de «Elig» en la torreta de Resemblanch, lo que entonces era alquería de Jaime Navarro. Esto ocurrió porque, al presentarse ante las puertas de la ciudad, estas estaban cerradas y el pueblo levantado en armas. Después de larguísimas discusiones, que duraron varios días, con los nervios a flor de piel, les ofrecieron pagar al Señor Cárdenas las rentas de Elche anualmente, a cambio de su renuncia de separarlos de la corona de Aragón y Valencia.

La postura de Valencia

El 22 de agosto de 1481 se recibe la contestación del Consejero del Reino de Valencia, informando de su nula faculta para sobreseer el caso. Dice así:

...por lo que tienen que proseguir la guerra continuamente y vuestros bienes son dados todos al comendador mayor y vosotros privados de oficios y jurisdicción y todos vuestros privilegios están revocados y aunque vosotros os tituláis fidelísimos vasallos del Sr. Rey, nosotros no os decimos lo contrario, pero el Sr. Rey os nombra por otro nombre. Y así como decís que estáis con las armas en la mano para defender vuestras libertades y los capitanes de Castilla os hacen la guerra y la harán mayor cuendo entren 150 lanzas dentro del Reino, así como las gentes de otras ciudades adictas al Rey y a la Reina, y os aconsejamos que antes de veros con tantas congojas pongáis en tercería esa villa y así evitar el escándalo de las armas y si así lo hacéis os prometemos sobreseer la guerra hasta que el Rey jure en Valencia, cuyo plazo pdréis suplicar a los Reyes que os atiendan y oigan y que la posesión de Elche se dada a quien diga el Rey.

Los únicos que respondieron a la llamada de socorro lanzada por los ilicitanos fueron los orcelitanos -Orihuela-, ni siquiera los alicantinos se ofrecieron a intermediar. Los ilicitanos, Santa Pola incluida y los crevillentinos, se defendían valerosamente contra un ejército más numeroso, mejor dotado y mejor preparado.

El canciller de Castilla, el secretario del Rey y Gozalbo de Baeza, valedor de Gutierre de Cárdenas fueron visitados por los señores de Orihuela para que remitiesen la guerra que se hacía con Elig y se anularan los procesos, persecuciones y ocupaciones hasta que los Reyes vinieran a Valencia y escucharan al Concejo de Elig.

Estas negativas hicieron mucho daño en la moral de los bravos defensores de la verdad y la Ley. La última mala noticia la trajeron los que visitaron a los monarcas en Barcelona, informando que «no revocarían el mandato».

El desenlace

La muerte y desmoralización en aquellas negativas circunstancias hizo que la balanza se inclinara a un lado. El Consejo General celebró una reunión el 8 de noviembre de 1481 y dijeron:

En vista de los muchos males que afligían a esta población y de que los Reyes, no solo no querían dar oídos a las justas quejas y poderosas razones de la villa por sus mensajeros portadores de sentidísimas cartas y fidedignos documentos, en los que patentizan nuestros sagrados derechos a no ser jamás separados de la Real Corona, sino que por el contrario, se disponían a que la donación hecha fuera llevada adelante hasta poner a Cárdenas en posesión de Elig, Crevillent y sus términos...

De esta forma, Elche pasó a manos de Gutierre de Cárdenas.

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