Elche en la Guerra Civil Española

Elche en la Guerra Civil Española: Fiel a la República

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El 18 de julio de 1936 dio comienzo la Guerra Civil Española. Más de 80 años después, se sigue recordando esta fecha. Para descubrir al lector qué papel tuvo Elche antes, durante y unos meses después de la contienda, hagamos un breve resumen de la situación de España en el año 1936, meses antes del comienzo.

Elecciones en 1936

El 16 de febrero de 1936 se celebraron elecciones generales en España. Por un lado se presentó una gran coalición de izquierdas llamada Frente Popular y por el otro, una de derechas, el Frente Nacional Contrarrevolucionario. Ganó la izquierda por un estrecho margen de votos y porcentaje, aunque debido a la ley electoral, consiguió la mayoría absoluta.

Como quiera que la inestabilidad social y política del país era común en esos años, el resultado de las elecciones no hizo sino dilatar la brecha entre unos y otros, aumentando significativamente las revueltas, huelgas y reivindicaciones. Incendios, destrucciones y violencia se convirtieron en habituales.

Existen muchos análisis que explican los motivos de estas revueltas, aunque el más aceptado es la no aceptación por parte del Frente Nacional Contrarrevolucionario de los resultados electorales.

Bien es cierto que los grupos paramilitares que surgieron entre febrero y julio de 1936 eran de ambos bandos, es decir, los dos se mostraron plenamente activos en cuanto a violencia se refiere. 189 incidentes y 262 muertos fue el resultado de tan lamentables actos. La mayoría de muertes eran del Frente Popular, afín a la República.

El alzamiento

El 16 de abril de 1936 uno de los hombres de José Castillo, instructor de las milicias de la juventud socialista, asesinó a Andrés Sáenz de Heredia, familiar cercano de José Antonio Primo de Rivera, fundador y líder del Partido Falange Española. Como represalia, el 12 de julio fue asesinado el propio José Castillo. Esto provocó la virulenta venganza de la izquierda que acabó en otro asesinato, la del diputado de Renovación Española, José Calvo Sotelo, solo un día después. Según muchos historiadores, este hecho fue el desencadenante definitivo para decantar la balanza en favor de un golpe de estado contra la República, atrayendo a muchos indecisos a este acto, entre los que se encontraba el propio Francisco Franco.

El resto es conocido, después de la sublevación militar y el posterior intento fallido del gobierno republicano por aplastarlo, derivó en la Guerra Civil Española, que tuvo dos bandos bien diferenciados, por un lado el Republicano y por otro el Bando Nacional.

Elche en la Guerra Civil

Elche fue fiel siempre a la República, incluso en la provincia de Alicante se recibió con euforia la victoria del Frente Popular, por tanto, la participación de la ciudad en la Guerra Civil tuvo una importancia capital, no tanto en la acción militar como en la recepción de refugiados.

La Guerra Civil Española, desde sus inicios, obligó a muchos españoles a abandonar sus lugares de residencia, huyendo del horror del conflicto, de los peligros del frente bélico o de las represalias políticas. En la España Republicana, una de las provincias más alejadas del combate fue Alicante.

Esto la convirtió en un destino perfecto para los refugiados. Dentro de ella, Elche era uno de los municipios de mayor peso e importancia económica, de ahí que resultase fundamental su papel en la recepción de esta corriente de evacuados.

Que Elche fue un municipio receptor de refugiados se puede verificar a través de la misma Alcaldía y su correspondencia y los recortes de prensa de la época. Ya en octubre de 1936, Elche recibió un importante número de evacuados procedentes de las provincias de Badajoz, Cáceres, Toledo, Ávila, Madrid y Córdoba. A partir de entonces, otras provincias añádieron su nombre a esta lista.

En febrero de 1937 llegaron desde Málaga, y desde Asturias en noviembre de ese mismo año. En el verano de 1938 se tiene constancia también de la llegada de evacuados desde Granada y Jaen.

Resulta muy complicado saber el número exacto de refugiados que albergó Elche, pero se calcula que en torno a unos 2.000 al poco de comenzar la contienda. Hay que tener en cuenta la dificultad que existía en la época para realizar cualquier trayecto entre provincias, lo cual denota un esfuerzo relevante por parte de la ciudad de Elche para llevar a cabo esta labor humanitaria.

Fue el Ayuntamiento de Elche, con su Comité Local de Refugiados a las órdenes del Comité Provincial el que se encargó de esta tarea. Meses después llegaría la ayuda de la delegación ilicitana del Socorro Rojo Internacional.

La solidaridad de los ilicitanos

Es relevante hacer hincapié en este punto. Recibir refugiados, darles manutención y un sitio donde alojarse no resultaba económicamente sencillo.

Para ello, las instituciones de las que dependían estos refugiados tuvieron que aprobar una serie de medidas, entre las que destacó la implantación de un impuesto del 1% para todas las ventas al por mayor de la ciudad y que no iban destinadas al esfuerzo de guerra, en este caso, apoyando al bando republicano.

Es decir, Elche no solo se esforzó en acoger gente que huía de la guerra, también participó activamente en el apoyo al gobierno democrático que salió de las urnas el 16 de febrero.

En cuanto al problema de alojar a los evacuados, el Ayuntamiento puso a disposición de estos inmuebles que tenía bajo su control, pero la mayor parte del esfuerzo lo hicieron los mismos ilicitanos, recibiendo y alojando a estas personas en sus propias viviendas.

El mayor grueso de esta recepción tuvo lugar en las Partidas Rurales de Elche. Es aquí donde se ubicaron tres colonias infantiles que acogieron a más de 150 niños, huidos de las zonas más virulentas del conflicto, aquellas que sufrían bombardeos.

A pesar de que, con el transcurso de la guerra y la victoria inminente del Bando Nacional, los recursos y el abastecimiento fueron menguando, los ilicitanos consiguieron mantener estos refugios incluso meses después de acabar la contienda, a la espera de que los familiares de los niños volvieran para reunirse con ellos.

Al finalizar la guerra, la mayoría de refugiados que vinieron a Elche había abandonado la ciudad. Por lo menos eso se deduce después de comprobar el padrón en 1940. En esta época,

Elche se convirtió en receptor de inmigrantes forzosos, aquellos prisioneros de guerra venidos de diversos puntos de la geografía española. Estos presos políticos fueron encarcelados en una antigua fábrica que se habilitó como cárcel y en un destacamento militar encargado de evitar cualquier movimiento subversivo por parte de una población leal a la República hasta su derrota, la ciudad de Elche. Para concluir, muchos de estos presos eran ilicitanos.

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