¿Por qué contratar un traductor jurado especialista en el idioma que quieres traducir?

¿Por qué contratar un traductor jurado especialista en el idioma que quieres traducir?

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¿Te han pedido la traducción de tus documentos, pero no sabes si necesitarás una traducción jurada u oficial o si con una traducción normal es suficiente?. En este último caso también es necesario que sea profesional.

Esta figura, la del traductor jurado, no suele estar clara en muchos casos para las personas que necesitan traducir un documento. Esto ocurre porque se confunde con el traductor jurídico, el cual no tiene nada que ver. La traducción jurídica se remite a traducir textos legales, públicos o privados. La traducción jurada hace referencia a la traducción de validez oficial que puede hacerse sobre cualquier documento, aunque este no sea de índole jurídica, que necesite ser presentado ante un organismo público y oficial, o bien entre entidades privadas que soliciten este requisito de «traducción oficial». Por ejemplo, es muy frecuente para la traducción de contratos entre empresas.

Si, por ejemplo, queremos contratar un Traducción Jurada al Rumano, esta debe contener siempre el sello, la firma y la certificación del traductor jurado que haya realizado dicho trabajo para que sea validada ante las Administraciones Públicas o privadas receptoras de la traducción y que también exijan este tipo de traducción oficial.

Con este sello y firma, el Traductor Jurado acredita la autenticidad del documento y que coincide con exactitud con el original. Para que la persona encargada del trabajo pueda ejercer de Traductor Jurado ha de estar debidamente acreditado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, siendo su acrónimo la MAEC. Sin embargo, hay matices, pues estos traductores pueden trabajar de forma autónoma en una empresa específica de traducciones profesionales, siendo la empresa en cuestión la que debe estar acreditada.

Qué servicios presta un Traductor Jurado

Obviamente, la traducción certificada con el correspondiente sello y firma, dando fe de que dicha traducción es correcta. Del mismo modo, el Traductor Jurado puede ejercer de intérprete en cualquier acto oficial y en representación de personas o entidades que no hablen el idioma, por ejemplo un proceso judicial, una boda o una firma ante notario.

Cuándo hemos de contratar un Traductor Jurado

Cuando debamos presentar documentos en procesos judiciales y/o administrativos, por ejemplo, ante la Administración Pública. Esta última es la que solicita y exige que dichos documentos lleven el sello y la firma de un Traductor Jurado, por la llamada «seguridad jurídica». Todos los estados y, en concreto, el español, han de asegurarse de que todos los documentos extranjeros se traducen sin fraudes ni errores.

Por este motivo es crucial solicitar una traducción que contenga el sello y la firma del traductor jurado para que tenga validez oficial ante los tribunales y no ocasione ningún problema durante el juicio. El abogado encargado del caso es consciente de que aportar toda la documentación necesaria en un idioma que entienda el tribunal es imprescindible.

Este tipo de situaciones ocurren porque un tribunal exige dicha traducción, ya que son de carácter pericial, es decir, necesitan un documento especializado. De tal manera, siempre se exigirá una traducción jurada.

Qué documentos han de ser redactados por un Traductor Jurado

La Administración Pública puede exigir un documento concreto, por lo tanto es complicado saber, a ciencia exacta, cuáles son con exactituda. Sin embargo, sí hay documentos susceptibles de ser incluidos en una lista cerrada:

Como regla general, cualquier Administración Pública siempre solicitará un documento expedido por un Traductor Jurado. Incluso puede ocurrir que, además del escrito de dicho Traductor Jurado, el documento sea legalizado. Para que esto último ocurra, hay que presentar el documento en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación y, una vez allí, se legaliza el escrito en presencia del Traductor Jurado. También se puede hacer a través de una acción notarial, con la legitimación en el Colegio de Notarios correspondiente. Aquí se debe añadir el apartado de La Haya si el documento va destinado a un país participante del Convenio de La Haya.

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